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La continuidad del negocio está vinculada directamente con los riesgos a los que está expuesta una empresa, así como a las consecuencias que provocan esos riesgos en la operación del negocio.

Con el fin de prevenir que la continuidad de una empresa se vea afectada por un evento disruptivo, es fundamental proteger los principales procesos del negocio, por medio de planes y estrategias establecidos anticipadamente que permitan su recuperación en un plazo de tiempo adecuado.

De ahí que, el Plan de Continuidad de Negocio es la preparación y el conjunto de estrategias que tiene una empresa para seguir realizando sus funciones esenciales tras una situación crítica que haya interrumpido sus procesos normales.

La continuidad de negocio busca que la empresa sea consciente de los riesgos que la amenazan, los evalúe, analice y valore el impacto de esos riesgos en sus actividades.

Casi todas las áreas de las empresas son susceptibles de sufrir eventos disruptivos que pueden afectar su correcto funcionamiento. No obstante, varios factores ponen en riesgo la continuidad de todo el negocio:

Las nuevas tecnologías y los sistemas de telecomunicaciones. Actualmente las interrupciones no planificadas en los servicios y herramientas tecnológicas ponen en alto riesgo la continuidad y el funcionamiento adecuado de cualquier empresa.

Ciberriesgos y ciberataques. La tecnología es una de las infraestructuras más vulnerables a los ataques, por lo cual es necesario protegerla permanentemente. 

Brechas de datos. Las filtraciones de datos afectan frecuentemente a las empresas y su reputación.

Incidentes de seguridad offline y online. La falta de un control robusto para acceder a los sistemas informáticos y la vulnerabilidad de las redes pueden poner en riesgo la continuidad del negocio.

Malas condiciones climatológicas. Cada vez son más frecuentes y destructivos los fenómenos naturales de origen climático como huracanes, lluvias y tormentas, que pueden causar desde daños graves a la infraestructura hasta la desaparición de la empresa. Por consiguiente es importante tener información estadística y mapas de riesgo para evaluar estos riesgos e incluirlos en los planes de continuidad.

Fenómenos geológicos. Sismos, erupciones volcánicas y tsunamis también pueden ser causantes de las interrupciones de la operación del negocio. Igualmente se deben evaluar en el plan de continuidad. 

Interrupción del suministro servicios básicos. La electricidad, el agua, el gas, la gasolina, las comunicaciones, la infraestructura y los medios de transporte son fundamentales para el funcionamiento de la empresa, pero como usualmente son suministrados por el estado, las empresas no tienen control sobre estos. 

Incendios, radiación, explosiones y fugas de sustancias químicas. La destrucción causada en los bienes de la empresa por este tipo de eventos puede tener como consecuencia la desaparición de esta.

Epidemias, contaminación y plagas. Estos factores de origen sanitario también causan graves perjuicios que pueden generar desde la interrupción de las actividades hasta el cierre de la empresa.

Actos de terrorismo. Pueden interrumpir las actividades de la empresa y su recuperación será muy difícil de lograr. 

Falta de formación y concienciación de los trabajadores y/o directivos. La falta de conocimiento produce errores que pueden dañar los procesos de la empresa afectando seriamente su continuidad.

Nuevas leyes o regulaciones. El desconocimiento y los problemas de adaptación a las nuevas regulaciones y normas también pueden afectar la continuidad del negocio.

Para enfrentar estos factores de riesgo y otros que se pueden presentar inesperadamente, la empresa, primero, debe identificarlos para conocer cuáles de estos riesgos constituyen una amenaza seria. 

Seguido a esto, es necesario analizar de cuáles riesgos se deben tomar medidas prioritarias para prevenir en lo posible mayores daños y estimar en qué medida los recursos esenciales se pueden afectar y cuanto tiempo tardarían en recuperarse.

El siguiente paso es evaluar el nivel de impacto y las probabilidades de que suceda cada riesgo, calificando cada uno como alto, medio o bajo.

Después de esta evaluación se debe dar prioridad a cada riesgo.

Todo lo anterior enmarcado en un Plan de Continuidad de Negocio (PCN) que reúna todos los procedimientos destinados a anticipar un evento disruptivo y a prever diferentes escenarios, cuyo objetivo sea reanudar las actividades de la empresa después de una crisis para limitar las pérdidas.

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