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Es evidente la importancia que tiene la vacunación para garantizar la salud de la población mundial. No obstante, las vacunas por ser sustancias biológicas, altamente sensibles, requieren de planes logísticos precisos para su adecuada conservación, oportuna distribución, seguridad y efectividad.

De ahí que, en la prestación de servicios de inmunización, las operaciones de cadena de frío, suministro y gestión de las vacunas son claves para obtener una mayor protección de la población contra enfermedades prevenibles por vacunación.

En una evaluación realizada por el equipo de expertos del Grupo Atlas de Seguridad Integral al proceso de vacunación contra el COVID 19, se consideraron algunos factores de riesgo que impactarían significativamente su cadena logística.

En general, esos mismos factores de riesgo podrían identificarse en las diferentes campañas de vacunación para prevenir la hepatitis, el tétano, la difteria, el sarampión, la influenza y la rubéola y otras enfermedades.

A continuación presentamos algunos de estos riesgos:

Piratería terrestre. Alta probabilidad de acciones de piratería por parte de grupos ilegales para apropiarse de las vacunas, afectando su distribución y retrasando el plan nacional de vacunación.

Tráfico de vacunas. Dada la necesidad de vacunación masiva, existe una alta probabilidad de tráfico de vacunas.

Fallas en la cadena de frío. No contar con los planes adecuados para garantizar la conservación de las vacunas en las condiciones de temperatura exigidas por los laboratorios implicaría un riesgo muy alto

Capacidad instalada para el proceso de vacunación. La falta de identificación de las necesidades de espacios, personal e insumos podría generar un impacto negativo en la cobertura y la pérdida de oportunidad.

Cobertura geográfica para el proceso de vacunación. Alta probabilidad de no alcanzar el cubrimiento poblacional que se requiere, debido a las condiciones topográficas y a una infraestructura vial deficiente.

Pérdida de vacunas en proceso de devolución. Las pérdidas por hurto, falsificación y adulteración de la información serían muy probables debido a la falta de un plan de transferencia de responsabilidad en la administración de los inventarios, el control en la devolución de las vacunas y también a las deficiencias en el proceso de información y bases de datos.

Falta de entrega de las vacunas. Situaciones externas a los procesos de los laboratorios e importadores podrían alterar el cronograma de vacunación.

Pérdida de información de las bases de datos. No tener un nivel adecuado de identificación de activos de información ni de sus riesgos, representaría una probabilidad de pérdida de información.

Secuestro de bases de datos (ransomware). La identificación y protección de activos de información deficientes y la falta de una cultura de seguridad pondrían en riesgo las bases de datos.

Fuga de información sensible. La deficiente identificación y protección de activos de información, así como la falta de una cultura de seguridad favorecerían la pérdida de información sensible.

Pérdida de vacunas por hackeo de congeladores. El suministro y control de las vacunas se afectaría por la falta de configuración, aseguramiento, control y monitoreo de los congeladores conectados a la infraestructura de comunicaciones.

Vulnerabilidad en bases de datos. Por otro lado, la vulnerabilidad de los datos de los pacientes posibilitaría el uso de estos para extorsiones, generando desconfianza de los usuarios hacia las entidades de salud, que podían ser sancionadas por violar la Ley 1581 de Protección de Datos.

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